Fue uno de los 12
apóstoles del Señor.
Era hermano de San Juan evangelista. Se le
llamaba el Mayor, para distinguirlo del otro apóstol, Santiago el Menor, que
era más joven que él. Con sus padres Zebedeo y Salomé vivía en la ciudad de
Betsaida, junto al Mar de Galilea, donde tenían una pequeña empresa de pesca.
Tenían obreros a su servicio, y su situación económica era bastante buena pues
podían ausentarse del trabajo por varias semanas, como lo hizo su hermano Juan
cuando se fue a estarse una temporada en el Jordán escuchando a Juan Bautista.
Santiago formó parte del grupo de los tres preferidos
de Jesús, junto con su hermano Juan y con Simón Pedro. Después de presenciar la
pesca milagrosa, al oír que Jesús les decía: "Desde ahora seréis
pescadores de hombres", dejó sus redes y a su padre y a su empresa
pesquera y se fue con Jesucristo a colaborarle en su apostolado. Presenció
todos los grandes milagros de Cristo, y con Pedro y Juan fueron los únicos que
estuvieron presentes en la Transfiguración del Señor y en su Oración en el
Huerto de Getsemaní. ¿Por qué lo prefería tanto Jesús? Quizás porque (como dice
San Juan Crisóstomo) era el más atrevido y valiente para declararse amigo y
seguidor del Redentor, o porque iba a ser el primero que derramaría su sangre
por proclamar su fe en Jesucristo.
Cuenta el santo Evangelio que una vez al pasar por un
pueblo de Samaria, la gente no quiso proporcionarles ningún alimento y que
Santiago y Juan le pidieron a Jesús que hiciera llover fuego del cielo y
quemara a esos maleducados. Cristo tuvo que regañarlos por ese espíritu
vengativo, y les recordó que Él no había venido a hacer daño a nadie sino a
salvar al mayor número posible de personas. Santiago no era santo cuando se
hizo discípulo del Señor. La santidad le irá llegando poquito a poco.