30 de agosto: Santa
Rosa de Lima. Patrona de América
“Cuando servimos a los pobres y a los enfermos, servimos a Jesús”.
Isabel Flores de Oliva nació en Lima (Perú) el 20 de abril de
1586 y fue la primera mujer americana declarada Santa. En
casa comenzaron a llamarla Rosa, por el color rosado de sus mejillas. Al
recibir la confirmación, recibió este nombre. Tuvo una profunda formación
espiritual. En ese proceso, tuvo noticia de la figura de Santa Catalina de
Siena, a quien admiraría el resto de su vida. En medio de sus faenas, Rosa
dedicaba muchas horas a la oración y a la práctica de la penitencia. Su
intenso amor por el Crucificado la llevó a hacer un voto de virginidad.
Quiso ingresar en la Orden Dominica, pero al no haber ningún
convento de la orden en la ciudad, en 1606 tomó el hábito de terciaria dominica
en la iglesia limeña de Santo Domingo. Nunca llegaría a recluirse en un
convento; Rosa siguió viviendo con sus familiares, ayudando en las tareas de la
casa y preocupándose por las personas necesitadas. Bien pronto tuvo gran fama
por sus virtudes, que explayó a lo largo de una vida dedicada a la educación
cristiana de los niños y al cuidado de los enfermos; llegó a instalar cerca de
su casa un hospital para poder asistirlos mejor. Mientras atendía a los
necesitados, conoció a San Martín de Porres, un fraile mulato que,
como ella, estaba destinado a ser elevado a los altares y con quien
compartía el mismo afán de asistir los más sufrientes. Ambos Santos se hicieron
amigos en virtud de la caridad.
Ella buscó imitar a la
más famosa terciaria dominica: Santa Catalina de Siena. Poco a poco Rosa se abría cada vez más a la dimensión mística y a la
contemplación.
Sus salidas se limitaban para ir a Misa,
o para atender a los enfermos abandonados o a los esclavos maltratados.
Murió
el 24 de agosto de 1617, en las primeras horas de la madrugada; tenía sólo 31
años.
El 12 de abril de 1671
es canonizada por el Papa Clemente X, declarándola Patrona de América, Indias y
Filipinas y disponiendo el día 30 de agosto para su veneración.