“Reúnan
todas las cosas más queridas para ustedes, las delicias más dulces que los
dejen encantados, que hacen vibrar sus corazones: sonidos, cantos, armonías. En
el cielo siempre habrá más, inmensamente más”
San Antonio María Gianelli
Córdoba, 6 de agosto de 2021
Estimado Monseñor:
En tiempos donde
los encuentros tienen un mayor significado y expectativa, como espacios
esperados para compartir el sentir y los mejores deseos; anhelos y experiencias, pensamientos y
proyecciones, lo recibimos con alegría,
desde nuestra memoria agradecida.
El
haber compartido parte de nuestra historia escolar, lo hace cercano y compañero
de camino, protagonista, actor insustituible del cotidiano, que se forja desde
una historia irrepetible, rica y abundante,
manantial de buenos momentos, que se recuperan en el tiempo, para ser
recordados con un corazón desbordante de vivencias.
Desde
su vida personal, nos animamos a divisar a muchos rostros que marcaron su
trayectoria como Arzobispo de Córdoba y también muchos desafíos, que
seguramente desde la Palabra y el Espíritu, fueron asumidos y resueltos, con la
fuerza y la convicción que sólo el Padre puede ofrecer.
Caminos
estrechos, como los que recorrió nuestro Cura Gaucho, que necesitaron ser
recorridos en la carretera de la vida, con cautela, mirada atenta, a veces solo…
otras con compañía, pero siempre con la mirada adelante con la confianza de
quien conoce la meta y la satisfacción de la tarea bien hecha, porque no fue
recorrido por un mandato sencillo, sino para ser Pastor de pastores, sostenido
por el Espíritu Santo. Caminos abiertos, diáfanos, como un cielo bien celeste
de las mañanas del campo cordobés, que invitaron a recorrerlo una y otra vez,
porque las cosechas fueron abundantes y se podían multiplicar más, para compartir
más. Caminos que al decir de Brochero: “promovieron al hombre en la tierra,
pero con vistas al cielo”.
Próximo
está ahora el tiempo de agradecer, todo el bien recibido en estos 50 años de
entrega generosa como sacerdote; la gracia de un año más de vida y sobre todo
la posibilidad de haber buscado, en la noche y en el día, el rostro amoroso de
Cristo, en medio de un pueblo que lo necesita y reconoce su presencia en la
Palabra y en la obra.
Como Comunidad Religiosa y Educativa, agradecemos el haber sido parte de nuestra historia escolar y provincial, cooperando con la Gracia de Dios y siendo artífice de su proyecto, que encierra toda la potencia del Amor sin límites, que invita a seguir sembrando el bien y difundirlo para su mayor gloria.
¡Muchas gracias, querido
Monseñor!
Comunidad Religiosa y
Educativa
Nuestra Señora del Huerto,
Córdoba, Capital.