El
13 de mayo de 1917, los tres pastorcitos vieron un relámpago en un día radiante. Mientras
resguardaban a sus ovejas, observaron una nube sobre la que una mujer se
encontraba parada y rodeada por un resplandor que parecía venir del sol. En sus
manos sostenía un rosario de cuentas brillantes como perlas y una
cruz de plata. Lucía y Jacinta podían
verla y oírla; Francisco sólo podía verla.
Desde esa primera vez hasta el mes de
octubre, la Virgen se les apareció a los pastores todos los días 13 de cada mes
y les dejó sus tres secretos o profecías a los pequeños. Francisco y Jacinta Martos murieron poco
después; Lucía Santos fue la encargada de transmitirlos al mundo.