La
Transfiguración del Señor tuvo lugar en el Monte Tabor, ante sus tres
discípulos amados: Pedro, Santiago y Juan, a ellos les dio este regalo, este
don. Los apóstoles vieron a Jesús con un
resplandor indescriptible: su rostro brillaba como el sol y sus vestidos eran
resplandecientes como la luz.
Jesús se
transfigura mientras oraba, enseñándonos que a través de la oración Dios se
hace presente, nos da su gracia y nos fortalece en nuestras debilidades. Pedro, Santiago y Juan experimentaron lo que es el
Cielo y también a nosotros nos espera con su gloria.