El 1 de noviembre
la Iglesia Católica celebra la Solemnidad de Todos los Santos, tanto los
reconocidos como los anónimos. Es la celebración de todos aquellos que
comparten el triunfo y la gloria de Cristo, en virtud del esfuerzo en hacer la
Voluntad de Dios, cooperando con su Gracia.
Es un día
propicio para compartir el júbilo por la obra salvífica de Dios a lo largo de
los siglos. Obra que no se detiene jamás y que se renueva, a cada instante, en
cada ser humano que responde a la gracia de Dios, viviendo el llamado a la
plenitud en el amor.