San
Jerónimo fue el gran
traductor de la Biblia de la antigüedad, y quien, por la pulcritud en el
conocimiento de la Escritura y las lenguas antiguas, ha marcado para siempre la
tradición exegética de la Iglesia católica.
Nació
en Estridón (Dalmacia) hacia el año 340. Estudió en Roma y allí fue bautizado.
Luego se trasladaría a Oriente, donde fue ordenado presbítero. Después de
retornar a Roma, se convirtió en secretario del Papa Dámaso. Por esa época, por
encargo del Papa, empezó la traducción al latín -su lengua materna- de la
Biblia. Los libros de las Sagradas Escrituras están originalmente escritos en
tres grandes lenguas: el hebreo, el arameo y el griego.
A
la traducción hecha por San Jerónimo se le conoce como “Vulgata” (“vulgata
editio”, es decir “edición para el pueblo”), la que ha sido considerada por
siglos como la versión oficial de la Biblia para la Iglesia Católica.
San Jerónimo murió el 30 de septiembre del año
420.