4 DE SEPTIEMBRE DÍA DE LA SECRETARIA 

“La humildad…le permitió vivir las grandes exigencias de la caridad fraterna y de la perfecta vida en común, con íntima y serena alegría.”[1]

FMH, Hna. María del Huerto Pucheta

 

“Voy con gusto al nuevo lugar que Dios me ha destinado…”[2] escribió nuestra querida Hermana Crescencia en una carta del 5 de marzo de 1928.

            Esta delicada disposición también estuvo presente en el corazón de quien asumió por primera vez el cargo de la secretaría, a pesar de todas las instrucciones y mandatos previos, que se les anuncian antes de comenzar.

            Al recibir la custodia de un verdadero tesoro familiar -como lo es este lugar- se asume un compromiso especial y exigente, en el que la fraternidad, la serenidad y la alegría sostienen el trabajo cotidiano.

            En la secretaria, de esta gran familia Gianellina, se ejercita la caridad fraterna, haciendo el bien, desde la humildad del trabajo silencioso.

            No son pocas las dificultades que vivencian para tener al día todos sus requerimientos, pero se solucionan con una gran confianza: “Dios todo lo permite para nuestro bien y si nos manda cruces y penas, también nos dará su gracia”[3]

            Desde la confianza y gracia recibida, ponemos en las manos de nuestro padre fundador, San Antonio María Gianelli, el deseo de seguir como secretarias las virtudes de María Crescencia: “el gran espíritu de laboriosidad…no tenía preferencias por los trabajos que más la hicieran brillar…se puso al servicio del  prójimo… fue prudente en el trato… vivió intensamente el descubrimiento del Señor en su vida”[4].

            Que el valioso trabajo de las secretarias continúe irradiando las notas distintivas de nuestra espiritualidad, en el hacer y en el sentir, y sigan descubriendo el rostro de Jesús en todas las personas que les son confiadas, a través de su delicado trabajo en la comunidad educativa.

¡Gracias por su entrega generosa!

¡Feliz Día!

 

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