Este 30 de septiembre es el aniversario de la
muerte de San Jerónimo, uno de los cuatro Padres latinos de la Iglesia, pero
que es especialmente nombrado porque fue el traductor de la Biblia al latín,
versión conocida como Vulgata.
San Jerónimo nació en Estridón, en Dalmacia,
hacia el año 347; sus padres eran cristianos. A los 12 años de edad partió a
Roma para proseguir sus estudios de gramática y literatura, bajo la dirección
del más notable de la lengua latina por aquellos años, Elio Donato, quien era
pagano. En Roma fue bautizado a los 19 años, y, entre el 378 y el 382, estudió
las Sagradas Escrituras en Constantinopla, bajo la dirección de Gregorio
Nacianceno. Luego, volvió a Roma, después de que fuera ordenado sacerdote por
el obispo Paulino de Antioquía.
San Jerónimo tuvo la
oportunidad de viajar y visitar varias ciudades del Imperio Romano: estuvo en
Tréveris, en Renania-Palatinado, Alemania y en Alepo, Siria, donde formó parte
de una comunidad de monjes, y también visitó Egipto. Fundó varios monasterios
para hombres y mujeres. Se han conservado 117 cartas suyas.
San Jerónimo falleció
a los 78 años, el 30 de septiembre
de 420, y fue sepultado en Belén; por eso, dicha fecha es considerada como el
Día internacional de la traducción, y es representado como un
hombre anciano, leyendo o escribiendo o como ermita.