24 de septiembre: Bienaventurada
Virgen María de la Merced.
Patrona del Ejército Argentino
Cuenta la historia que el General Manuel Belgrano durante la batalla de Tucumán, el 24 de septiembre de 1812, en plena guerra por la independencia, puso toda su confianza en Dios y en Nuestra Señora de la Merced o de las Mercedes.
Después de la victoria, que aseguró la
independencia argentina, en el parte de guerra que transmite al gobierno,
escribe textualmente: "La Patria puede gloriarse de la victoria que han
obtenido sus armas el día 24 del corriente, día de Nuestra Señora de la Merced,
bajo cuya protección nos pusimos". El General, profundamente conmovido por
el triunfo, nombra a la Virgen de las Mercedes como Generala del Ejército
Argentino. Las religiosas de Buenos Aires al enterarse de esto remitieron a
Belgrano cuatro mil escapularios de la Merced para que distribuya entre los
soldados y en la próxima batalla, la de Salta, son divisas de guerra. A partir
de estos hechos, esta advocación mariana adquiere una solemnidad particular en
los principales santuarios de nuestro país.
Breve historia de La Merced
El origen de la advocación está vinculado a la
época en que los moros musulmanes dominaban España, donde muchos cristianos
padecieron la esclavitud y vieron en peligro la fidelidad de su fe. Un laico
llamado Pedro Nolasco (1182- 1256), al ver tantos cristianos reducidos a
esclavos por defender a Cristo, trata de conseguirles la libertad, pagando con
su propio dinero el rescate de muchos de ellos.
Pero eran tantos los cristianos reducidos a la
esclavitud, que el intento supera las posibilidades. Ante esa situación, Pedro
Nolasco se retira a la vida contemplativa, se dedica a orar y ayudar al
prójimo. En la noche del 1 al 2 de agosto de 1218, estando en profunda oración
y meditación, recibe como una visión en la que se le aparece la Virgen María y
le manifiesta que el camino no es retirarse, sino el de fundar una Orden que
tomara como carisma especial la tarea de liberar a los presos cristianos.
Animado por esta visión Pedro Nolasco convence
al Rey de Aragón y Cataluña, Jaime I El Conquistador, y entre ambos el 10 de
agosto, con la bendición del obispo de Barcelona, San Raimundo de Peñafort, dan
por fundada la Orden de los Mercedarios. La Orden se definía como: "Orden
de la Merced para la redención de los cautivos". La palabra Merced o
Mercedes en el castellano del siglo XIII significa misericordia. Con el tiempo
este término pasa a ser nombre propio y quedó Nuestra Señora de la Merced o de
las Mercedes.
Las viejas crónicas hablan de que los
Mercedarios alcanzaron a redimir 80.000 esclavos cristianos, pero centenares de
frailes dieron su vida, como mártires anónimos, en rescate de cautivos.