30 de septiembre
San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia. Patrono de Córdoba
San Jerónimo nació en Estridón (Dalmacia) hacia el
año 340. Estudió en Roma y allí fue bautizado. Luego se trasladaría a Oriente,
donde fue ordenado presbítero. Después de retornar a Roma se convirtió en
secretario del Papa Dámaso. Por esa época, por encargo del Papa, empezó la
traducción al latín -su lengua materna- de la Biblia. Como sabemos, los libros
de las Sagradas Escrituras están originalmente escritos en tres grandes
lenguas: el hebreo, el arameo y el griego.
A la traducción hecha por San Jerónimo se le conoce
como “Vulgata” (“vulgata editio”, es decir “edición para el pueblo”), la que ha
sido considerada por siglos como la versión oficial de la Biblia para la
Iglesia Católica.
Jerónimo, en medio del proceso de traducción, se
trasladó a Belén, con el propósito de conocer mejor y perfeccionar su hebreo.
Vivió allí por varios años, dedicándose a escribir comentarios e
interpretaciones de la Sagrada Escritura. De esta etapa surgieron la mayoría de
sus grandes comentarios sobre una diversidad de pasajes bíblicos.
San Jerónimo murió el 30 de septiembre del año 420.
Por eso, cada mes de septiembre -en el que se celebra su fiesta litúrgica- la
Iglesia promueve entre los fieles el conocimiento y amor a la Biblia.
El Papa Benedicto XVI, en la audiencia general del
7 de noviembre de 2007, recordó las palabras que San Jerónimo dirigió a San
Paulino de Nola: “En la palabra de Dios recibimos la eternidad, la vida eterna.
Dice San Jerónimo: ‘Tratemos de aprender en la tierra las verdades cuya
consistencia permanecerá también en el cielo’”.